miércoles, 4 de marzo de 2009

BOTTICELLI: NACIIMIENTO DE VENUS

El Nacimiento de Venus es una de las obras más famosas de Botticelli. Fue pintada para un miembro de la familia Médici, para decorar uno de sus palacios de ocio en el campo. El tema mitológico era habitual en estos emplazamientos campestres, surgiendo imágenes como la Primavera o Venus y Marte. Venus es la diosa del amor y su nacimiento se debe a los genitales del dios Urano, cortados por su hijo Cronos y arrojados al mar. El momento que presenta el artista es la llegada de la diosa, tras su nacimiento, a la isla de Citera, empujada por el viento como describe Homero, quien sirvió de fuente literaria para la obra de Botticelli. Venus aparece en el centro de la composición sobre una enorme concha; sus largos cabellos rubios cubren sus partes íntimas mientras que con su brazo derecho trata de taparse el pecho, repitiendo una postura típica en las estatuas romanas de las Venus Púdicas. La figura blanquecina se acompaña de Céfiro, el dios del viento, junto a Aura, la diosa de la brisa, enlazados ambos personajes en un estrecho abrazo. En la zona terrestre encontramos a una de las Horas, las diosas de las estaciones, en concreto de la primavera, ya que lleva su manto decorado con motivos florales. La Hora espera a la diosa para arroparla con un manto también floreado; las rosas caen junto a Venus ya que la tradición dice que surgieron con ella. Técnicamente, Botticelli ha conseguido una figura magnífica aunque el modelado es algo duro, reforzando los contornos con una línea oscura, como si se tratara de una estatua clásica. De esta manera, el artista toma como referencia la Antigüedad a la hora de realizar sus trabajos. Los ropajes se pegan a los cuerpos, destacando todos y cada uno de los pliegues y los detalles. El resultado es sensacional pero las pinturas de Botticelli parecen algo frías e incluso primitivas.

BOTTICELLI:LA PRIMAVERA


Cuando Botticelli realiza esta magna obra en pleno Renacimiento italiano no podía ser completamente consciente de la trascendencia que supondría para el arte posterior. Lo primero que debiera llamar nuestra atención, en relación con los usos de la época, es su enorme formato, la pintura profana casi nunca utilizó estas dimensiones, que se reservaban para la expresión de los temas sacros. Esto le confiere un carácter de cristianización de un tema que a primera vista parece totalmente ajeno a las creencias religiosas. Por otro lado, bien pudiera relacionarse con otro género de la época, el tapiz. Los tapices sí tenían este gran tamaño y se dedicaban mayormente a la pintura profana, puesto que su función era decorar muros, cerrar vanos, etc. Los mejores tapices eran los flamencos, procedentes de Gante, Brujas y Bruselas, realizados en la lana de mejor calidad, la castellana. Su precio en el mercado era elevadísimo, hasta el punto de que comenzó a ser sustituido por materiales más baratos, como era la pintura. Esta sustitución de materiales baratos -la pintura- por caros, ya había tenido lugar en el Gótico italiano, donde el elemento desplazado fue el mosaico. Reforzando el paralelismo de esta obra con el tapiz tenemos el suelo sembrado de flores, como ocurre en La Anunciación de Fra Angelico, según el modelo "milflores" de tejidos flamencos y franceses. El tema del cuadro es extremadamente complejo: abundan las figuras de la mitología clásica, pero no componen ninguna escena conocida de los textos clásicos, aunque parece seguro que se trata de una alegoría de carácter moral bajo la apariencia de la mitología antigua. La presencia de la diosa Flora, heraldo de la Primavera, es lo que dio su nombre al cuadro, que aparece presidido por Venus y Cupido, con la presencia, ajena al resto de los personajes, de Mercurio en el extremo izquierdo. La explicación es posible intuirla a través del cliente del encargo. Botticelli lo pintó para el jovencísimo Lorenzo di Pierfrancesco di Médici, miembro de la prestigiosa familia Médicis. Lo encargó para él su tutor, el filósofo Marsilio Ficino, quien encarnaba el auge del Neoplatonismo florentino típico del Quattrocento. Es más que probable que fuera Ficino el diseñador del programa de la obra, siguiendo los postulados de Alberti en la parte estética. Así, sumaba la presencia de las virtudes y principios del neoplatonismo en las alegorías de los dioses, al tiempo que aplicaba las teorías albertianas: variedad y abundancia de los elementos, los personajes, sus posturas, etc.

GHIBERTI


Hasta pasados los veinte años trabajó en Pessaro como orfebre para los Montefeltro. Hacia el año 1401 regresa a su ciudad natal y se presenta al concurso para la realización de la segunda puerta del Baptisterio. En esta convocatoria resulta elegido junto con Brunelleschi, pero éste se niega a realizar una obra conjunta y se retira. Iniciado en el humanismo e inspirado en el obra de Andrea Pisano divide la puerta en 28 escenas que recogerán distintos momentos bíblicos. La plasticidad de esta obra, ejecutada entre 1403 y 1424, supone un avance respecto al estilo gótico tardío. Para el pulido de la puerta contó con la ayuda de Donatello. El éxito que le reporta este proyecto le proporciona nuevos contratos. En este tiempo trabaja en las iglesias de Orsanmichele, San Mateo y San Esteban, además de esculpir los relieves para la pila bautismal de Siena. En 1425, tras haber permanecido durante un tiempo en Venecia, le piden que realice la tercera puerta del baptisterio, que luego Miguel Angel bautizaría con el nombre de "Las puertas del Paraíso". Influido por la concepción de los espacios en los trabajos de Donatello y Brunelleschi, abandona cualquier resquicio gótico para convertirse en uno de los primeros humanistas. Para recrear el espacio emplea la perspectiva y los fondos de estas composiciones recuerdan a la arquitectura clásica. Otra de las innovaciones que introduce para dar una sensación real de la ubicación de los personajes es variar el tamaño de éstos en función de su proximidad al espectador. En esta época concluyó el arca de San Zanobi de la catedral de Florencia y de Los Tres Mártires. Además de trabajar como orfebre, arquitecto y escultor, fue autor de un tratado formado por tres libros. El primero de ellos, "Comentarios", trataba sobre las manifestaciones artísticas de la antigüedad, donde recogía las teorías de Plinio y Vitruibio. En el segundo ya analiza las tendencias del Trecento y Quattrocento, mientras que en el tercero afronta los asuntos relacionados con las medidas, proporciones y óptica, entre otros temas, según los anales del medievo.

DONATELLO


Nacido en Florencia en 1386 en el seno de una humilde familia, -su padre era cardador de lana- desde joven se formó con Ghiberti colaborando en los relieves de las puertas del Baptisterio de San Juan de Florencia. Posteriormente, trabajó con Brunelleschi. Conocedor de la antigüedad clásica, cuya influencia se reflejará a lo largo de su obra, sus inicios están marcados por la escultura gótica. Así, sus primeras obras son las estatuas de San Marcos, San Jorge, San Juan Evangelista y Josué, todas ellas en Florencia. El clasicismo más vigoroso se muestra a partir de 1425, cuando empieza a trabajar con Michelozzo y en la ciudad de Roma, donde esculpe "El entierro de Cristo" y el cáliz de la sacristía de la basílica de San Pedro. De nuevo en Florencia realiza su obra más sobresaliente, el David en bronce. Después de 1435, su estilo se desliza claramente hacia el realismo y la acción dramática, dando a sus personajes una mayor fuerza expresiva y psicológica. De este período son El Condottiero Gattamelata, "Judith y Holofernes" y "Los milagros de San Antonio". La expresividad de su obra en esta época sentará escuela no sólo entre los escultores posteriores sino también entre pintores, como Mantegna. Donatello falleció en Florencia el 13 de diciembre de 1466.

ALBERTI


Nacido en Génova hacia 1404, se formó en Humanidades en Padua y Derecho en Bolonia. En 1435 redactó un "Tratado de la pintura", donde teoriza sobre los gustos estéticos de los pintores florentinos y su deseo de superar las realizaciones de griegos y romanos. En 1452 escribe su "Tratado de arquitectura", un ensayo sobre el arte edificatorio incluyendo aspectos técnicos y que influirá en la tradición arquitectónica renacentista. Realizó la iglesia de San Andrés, en Mantua (1470), cuyo modelo será adoptado más tarde por los jesuitas; también construyó el palacio Rucellai (1453) y la fachada de santa María Novella (1458), ambas en Florencia. La figura de Alberti será tomada como modelo de erudición humanística en la primera mitad del siglo XV, al modo en que lo hará Leonardo algo más tarde.

BRUNELLESCHI


Nacido en Florencia en 1377, Brunelleschi es el más importante arquitecto del Renacimiento, cuyo estilo iniciará. Es autor del arquetipo de palacio renacentista y el primero en construir iglesias en el mismo estilo. Prestigioso ya en su tiempo, dedica veinticinco años a resolver el problema técnico que supone la inmensa cúpula de la catedral florentina. Sus inicios artísticos empiezan en el dibujo y los trabajos de orfebrería. Junto a Donatello, se dirige a Roma para estudiar los monumentos clásicos, de los que extraerá su estilo. Participa con su obra El sacrificio de Isaac en el concurso para la construcción de la puerta norte del baptisterio de Florencia, en 1401, concurso que ganará Ghiberti también con una espléndida realización.

martes, 17 de febrero de 2009


Durante el siglo XVI, varios religiosos, pensadores y políticos intentaron provocar un cambio profundo y generalizado en los usos y costumbres de la Iglesia Católica en la Europa Occidental, especialmente con respecto a las pretensiones papales de dominio sobre toda la cristiandad. A este movimiento religioso se le llamará posteriormente Reforma Protestante, por ser un intento de reformar la Iglesia Cristiana buscando la revitalización del cristianismo primitivo y que fue apoyado políticamente por un importante grupo de príncipes y monarcas que "protestaron" contra una decisión de su emperador. Este movimiento hundía sus raíces en elementos de la tradición católica medieval, como el movimiento de la Devoción moderna en Alemania y los Países Bajos, que era una piedad laica antieclesiástica y centrada en Cristo. Además, la segunda generación del humanismo la siguió en gran medida. Comenzó con la predicación del sacerdote católico agustino Martín Lutero, que revisó las doctrinas medievales según el criterio de su conformidad a las Sagradas Escrituras. En particular, rechazó el complejo sistema sacramental de la Iglesia Católica medieval, que permitía y justificaba exageraciones como la "venta de indulgencias", según Lutero, un verdadero secuestro del Evangelio, el cual debía ser predicado libremente, y no vendido.
La Reforma Protestante dependió del apoyo de algunas autoridades civiles para poder reformar iglesias cristianas de ámbito estatal (posteriormente iglesias nacionales). Los grandes exponentes de la Reforma Protestante fueron Martín Lutero y Juan Calvino.
El Protestantismo ha llegado a constituir la tercera gran rama del cristianismo, con un grupo de fieles que actualmente supera los quinientos millones y que se expande rápidamente en América Latina, Asia y África.